ABRIGAR ESPERANZAS
Historias de Sobrevivientes Judíos del Holocausto que arribaron a Lationoamérica e Israel
Regina Ladanyi
21 de Junio 1921, Sosnowiec, Polonia
Adolescencia
Gina pasaba feliz su vida mientras transitaban los estudios en un internado de Alemania donde vivían sus abuelos. Por diferentes motivos regresa a Polonia y al poco tiempo se desata la guerra.
Guerra
Cuando comienza la invasión tenía dieciocho años, su madre ya había fallecido, vivía con su padre, comerciante de abrigos, y su hermano Beno. Junto con ellos se trasladó a un gueto donde vivían en un departamento junto con muchas otras familias. La poca comida que tenían la rescataba su hermano que pasaba al lado ario en busca de alimentos. Al no tener rasgos típicamente judíos corría menos riesgos. Sin embargo un día lo atraparon. Lo llevaron a Auschwitz donde murió. Recibieron una carta donde les transmitían la noticia y que por cinco marcos le entregarían las cenizas.
Garantías
Ella sabía el Alemán y a los oficiales nazis les era de utilidad su traducción. Trabajaba en una oficina clasificando tarjetas para las diferentes tareas de los judíos. En varias oportunidades catalogaba a las mujeres con mejores condiciones que las que tenían. Luego de dos años los nazis advirtieron estas irregularidades y la trasladaron a un campo de trabajo forzado y concentración.
Destinos
El campo al que fue reubicado estaba en Checoslovaquia. Este era una especie de fábrica textil vieja transformada en un campo de trabajo forzado. “Allí no éramos personas, era todo muy denigrante”. Era uno de los quince campos únicamente de mujeres. Los peores momentos que pasó fue en manos de las propias mujeres nazis que se encargaban de su custodia. La impotencia de las prisioneras era tal que siempre encontraban pequeños momentos para revelarse a la autoridad. Sin embargo después de estos actos venían las graves consecuencias y tortuosos castigos.
Ella y sus compañeras pasaban mucha hambre. Solo recibían por día una sopa con cuatro pedacitos de grasa y si tenían suerte alguna hoja de papa. Esto, más las difíciles tareas que conllevaban sus trabajos imposibilitaron a muchas mujeres tener hijos al final de la guerra.
Los peores años fueron los últimos. Muchas veces su ventaja fue la rápida adaptación que reconoce tener frente a diferentes situaciones.
Liberación
Permaneció cuatro años en ese campo y fue liberada cuando el Ejército Ruso entró para salvarlos. Al salir su primer objetivo era encontrar a su padre. A los pocos días de su liberación recibió la noticia que fue aniquilado en un campo de concentración también en Polonia, pocos días antes de la rendición Alemana.
Un barco
En 1947 llegó a la Argentina luego de que sus familiares residentes del país, puedan facilitarles los papeles. En el barco que la trajo a América conoció a su marido, Ladisiano, sobreviviente húngaro del holocausto. Aquí logro rehacer su vida y formar la familia que siempre soñó compuesta por dos hijas. “Triste fue todo. Me preguntaba por Dios. Pero yo quería creer en algo, en alguien. Para aferrarme y seguir en pie ”.